domingo, 2 de junio de 2013

LA RIQUEZA DE NUESTRO IDIOMA

Pero a pesar de esa aparente complejidad innecesaria hay un tema que perfectamente se ha ido configurado con el pasar de los años. Nuestro idioma es rico, ordenado y fino. Cualquiera puede aprenderlo y no cualquiera puede utilizarlo como se debe. Las flexiones que presenta el español están tan bien determinados que las reglas se cumplen a plenitud (salvo mínimas excepciones) sin menoscabar el significado de los términos. Encontrar en una palabra tan variados monemas con sus significados propios cada uno es un tema que apasiona y vuelve inquisidor a cualquier profesor que ama su carrera.
Debo comprender que todos los seres humanos no somos iguales, pero todavía no comprendo cómo un profesor de Comunicación reniega de las "complicaciones" de las palabras del idioma español. Lo que pasa es que no ha aprendido a valorar la extraordinaria evolución de las palabras que desde tiempos remotos  dan sentido o significado a un determinado ser, hecho o fenómeno. ¿Será por esa "falta de amor" que a pesar de las indicaciones, enseñanzas o de la lectura de los buenos libros, todavía hay hispanohablantes que insisten en un "fuistes", "nadies", "haigan", "dean", "estean"? ¿No se les ha indicado la ubicación correcta de los morfemas de número, género, tiempo, persona? Claro que sí se les ha dicho, claro que sí se les ha enseñado, con palabras, con oraciones, con textos completos, con oraciones contextualizadas, en fin... pero no aman, no sienten, les importa poco, les da igual la forma que utilicen.
¿Cómo podemos los profesores de Comunicación transformar ese espíritu esquivo hacia el uso del idioma? ¿Cómo podemos hacer frente a los estímulos que van en contra de la importancia del saber ser y del saber hacer?
Pues, nos toca seguramente revestirnos de ánimo magisterial (tan recurrente en la práctica) y utilizar espacios como este para dedicarnos a valorar, analizar, desmembrar y volver a unir palabras "interesantes" en contextos "interesantes" a ver si de esa manera comenzamos a motivar al niño y al joven para que conozca las palabras de su idioma, la naturaleza de su composición y la importancia de su evolución morfológica. ¡QUÉ VIVAN LOS MONEMAS!

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